Por David Arturo Soffer Platas

Hace 7 años yo vivía en
Coatzacoalcos, Veracruz. Provengo de una diversa mezcla de culturas que, al
final, solo terminaron por fastidiarme en el sentido en que solo un adolescente
puede entender. Yo vivía una vida normal y corriente: tenía amigos, era parte
de un equipo de baloncesto, jugaba videojuegos y -¿Por qué no?- tenia pésimas calificaciones.
Si algo he aprendido de la vida es que, cuando más te sientes seguro y con los
pies en la tierra, la vida se encarga de darte una patada en el estomago y te
quita, en un minuto, todo. Pobre de ti si no entiendes que la vida es efímera y
cambiante.
Un día, llega una carta al lugar
que yo denominaba mi hogar, nada extraordinario. Mi madre, una abogada de profesión
que dejó de ejercer para cuidar a la más descarriada y molesta de las ovejas de la familia (yo obviamente), abrió el
sobre que contenía una bomba que destruiría los cimientos de mi familia y de mi
mundo. Sorpresa, tienes cáncer. Mis padres, dentro de la obvia desesperación que
acaece una noticia de tales proporciones, nos dijeron a mi hermano y a mí una
frase que irónicamente tendré tatuada el resto de mi vida en mi corazón y en mi
mente: “Tomen lo que más aprecien en este mundo que nos vamos en unas horas al
Distrito Federal”. Y así, en un segundo, cambio mi vida.
Mi madre lucho ferozmente con tal enfermedad.
Logro vencerla solo para recaer más fuerte después. Durante 4 años, la vida se convirtió
en un angosto túnel lleno de lágrimas, angustia, miedo, calvicie y efectos
secundarios. Hasta que por supuesto paso lo que tenía que pasar. Te
preguntaras, querido lector, ¿Qué tiene que ver todo esto con los tatuajes?
Deja te explico lo que pasaba por mi mente en los últimos años de vida de mi
madre. Trata de llegar a una ciudad extraña, llena de gente con prisa, de gente
en la que NO se puede confiar. Trata de encajar en una ciudad que no tiene
ninguna enseñanza o cultura que aprendiste durante toda tu infancia. Agrega un
poco de crisis familiar y enfermedad a tu hogar. Pon una pizca de adolescencia
y tendrás un delicioso adolescente agresivo, prepotente pero sobre todo,
solitario.
En mi desesperación busque, como
todo buen ser humano, escapar de mi realidad. Salía de mi casa a las seis de la
mañana para regresar a la media noche. ¿Qué tanto hacia? Ni me lo preguntes,
esa es arena de otro costal. Lo que si me queda claro es una cosa: abandone a
mi madre cuando más me necesitaba. Como todo un cobarde, no pude resistir ver
tanta muerte en mi llamado “hogar”. Tomando en cuenta que mi padre murió un año
antes que mi madre perdiera la batalla, es lógico que un joven con poco carácter
huya de una realidad así.
En fin, una vez que te puse en
contexto te explicare el por qué de este tatuaje. Este tatuaje me lo regalo una
de las personas más valiosas que he encontrado en la vida. Esta persona me ha
cuidado y protegido, me ha levantado cuando me he caído y me ha enseñado a dar
siempre lo mejor de mí. Ella sabe el significado de esta marca en mi cuerpo y
quiero compartirlo contigo, nuestro lector. Una de las principales características
de los Búhos, o al menos una de las cualidades que nosotros los humanos le
adjudicamos a esta ave es la de la sabiduría. Esto es, a mi parecer, la
principal enseñanza que me dejo mi madre. Frases como “conecta el cerebro con
la boca” y “para que exista un pleito deben de haber dos” rigen mis valores y
mi conducta. Son axiomas que tomo como punto de partida para tomar cualquier decisión
o enfrentar cualquier problema en mi vida. En segunda instancia esta el obvio
significado que tiene el Búho para los abogados (profesión que como ya comente
antes era la que ejercía mi madre). Pero sobre todas las cosas, cada que me
miro al espejo y veo en mi espalda esta ave, me siento protegido, siento que
tengo quien vigile mis espaldas y recuerdo el mensaje que me dejo mi madre al
morir: “La Familia es Primero”.
Me arrepiento de no haber apoyado
de manera apropiada a mis seres queridos en los momentos de más necesidad, pero
me siento orgulloso de voltear al pasado y ver que me he convertido en un
hombre con carácter. Gracias por leer esta entrada y espero que esta historia te
inspire en el momento de hacerte tu próximo tatuaje. Recuerda siempre que...
“Un
tatuaje duele menos, cuando significa mas”.
Es muy hermoso lo que compartes David. Me sacó un par de lágrimas saber lo que pasaste en esos momentos. Mi solidaridad y mi corazón es contigo. Te deseo todo lo mejor del mundo porque eres un joven valiente que aprendió a golpes el virar del mundo, pero que sobre todo eso te hace hoy un hombre hermoso.
ResponderEliminar